De esta manera, la comprensión cada vez más profunda de la embriología se ha traducido en nuevas técnicas de diagnóstico y tratamientos prenatales, procedimientos terapéuticos que afrontan los problemas de esterilidad y mecanismos que prevengan las anomalías congénitas, primera causa de mortalidad infantil. Estas mejoras en el cuidado de la salud obstétrica y prenatal son importantes, no sólo porque contribuyen a aumentar la tasa de nacimientos exitosos, sino también por sus efectos posnatales a largo plazo.
De hecho, las experiencias prenatales afectan tanto a la capacidad cognitiva como a las características del comportamiento; asimismo, factores maternos como el tabaquismo, la nutrición, el estrés y la diabetes constituyen elementos importantes en la salud posnatal. Estas experiencias, combinadas con factores moleculares y celulares, también determinan el potencial para contraer enfermedades propias del adulto, como cáncer o enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, el desarrollo prenatal produce consecuencias que afectan a la salud tanto a corto como a largo plazos, lo que hace que el estudio de la embriología y el desarrollo fetal sea un tema importante para todos los profesionales de la salud.
Además, con excepción de algunos especialistas, la mayoría de los médicos y profesionales que se dedican al cuidado de la salud alguna vez tendrán que interactuar con mujeres en edad de procrear y, entonces, estarán mejor capacitados para influir positivamente en el éxito de estos procesos embrionarios, así como en sus secuelas.
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